Trascendió el juego en sí mismo”. Maravich nunca jugó en los Pelicans, pero sí en New Orleans. Babe Ruth todavía tiene el récord de la camiseta mejor vendida en todos los deportes. El récord anterior se estableció a principios de este año en Sotheby’s, con la camiseta del futbolista argentino Diego Maradona en el partido de los cuartos de final del Mundial de 1986 ante Inglaterra, que alcanzó la asombrosa cifra de 9,3 millones de dólares. Y en un solo partido llevó el 12. Fue el 14 de febrero del 1990 en un partido en Orlando en el que le robaron su camiseta en el vestuario. Chicago llegó por quinta vez a las Finales de la NBA, donde este año tocaba el Utah Jazz del dúo Karl Malone-John Stockton. Camiseta Basquet Chicago Bulls Lavine Lic. Es alta, pecosa, con un cabello corto y negro, viste una camiseta blanca con bordes rojos y una estrella en el torso, larga falda negra, largas calcetas blancas y zapatillas verdes. Las Vandal de McFetridge contienen una tira de tejido Oxford clásico acanalado, basado, según él, en una camiseta de Brooks Brothers. Bajo la superficie, escondían una capa de vinilo con diseños también de McFetridge.
Eso, para mí, fue una prueba de la relevancia de Serena. El enfoque de Supreme con las Dunk Low ayudó a la joven marca a conseguir el rollazo y la relevancia que la caracterizaron después. En 2002, Supreme todavía no había conquistado el mundo, no colaboraba con firmas como Louis Vuitton ni facturaba miles de millones de euros. Como artista, soy de los segundos”. “Quería arriesgar y jugármela tanto dentro como fuera de la pista. Por entonces, Jordan era prácticamente un jugador dominante en la pista aunque, aun así, los Tar Heels no estaban liderados por él, sino por James Worthy, futuro integrante del Salón de la Fama. 2. Cuarto de los cinco hijos de James y Deloris Jordan. El alero de los Lakers recuperará el número que ya lució cuando aterrizó en los Heat, que tenían retirado el 23 en honor de Michael Jordan pese a que nunca jugó en la franquicia.
5. Se puso el número 23 porque admiraba a Larry, uno de sus hermanos mayores, que llevaba el 45 en el Laney High School. “Los tranquilicé diciéndoles que se podrían usar, pero que también serían arte”. Saltaron las alarmas. Los empleados de los Bulls se pusieron en contacto con los de los Magic, que se pusieron a buscarla por todo el pabellón. El diseñador Wilson Smith respondió a este desafío con las primeras zapatillas de la grande del tenis, un modelo Shox muy chulo con una pieza desmontable en forma de bota que hacía las veces de manga de compresión. Costó mucho convencer a Nike para que dejara a Stephen “ESPO” Powers elaborar las primeras zapatillas transparentes de la compañía. Según explica él mismo, al tratarse de las primeras zapatillas de Nike diseñadas enteramente por ordenador, “tuvimos que escribir muchísimo código y algoritmos para hacerlas, porque no existía nada realmente”. Para celebrar el 15º aniversario de las Air Max 1, Nike recurrió a Atmos -por entonces la tienda independiente de zapatillas más puntera de Tokio- para una edición limitada a Japón. Era sólo una tienda de skate en Lafayette Street donde curioseaban los chavales del centro de Manhattan.
“Alguien me contó que en estuvo en una reunión de Nike y que dijeron explícitamente que mi proyecto era un ejemplo de ‘Esto no puede volver a suceder”. El director creativo de Atmos, Hirofumi Kojima, transplantó el estampado y los colores de las Air Safari -otra silueta icónica diseñada por Tinker Hatfield en 1987- a las Air Max 1. Aquel proyecto provocó la locura inmediata de los incondicionales de las zapas, y ayudó a situar al país como un oasis para las Nike más bonitas y exclusivas. Más tarde, en 1992, el director Gary Fleder, lanzó Michael Jordan: Air Time que narra la carrera de Jordan durante los campeonatos de 1991-1992 y el Dream Team. “Haremos algo. Yo tengo que ir al centro esta tarde, hablaré con el coach y lo arreglaremos. Para promocionar el modelo, McFetridge ideó un show artístico llamado The Mind Trip -con instalaciones y animaciones protagonizadas por el personaje de las zapas- que viajó alrededor del mundo. De pequeño, Geoff McFetridge destrozaba todas sus Nike.